Todo ocurre en el momento indicado: una flor no se abre antes de tiempo.
Y así como no podemos adelantar el otoño o lograr que una semilla germine antes de tiempo, cada situación, relación, proyecto e incluso nuestra evolución personal tienen un tiempo y momento para florecer.
“Controlar la ansiedad y disfrutar del proceso puede resultar desafiante considerando el ritmo de vida actual en donde rige la prisa, se buscan soluciones rápidas o triunfos apresurados.
Nos hemos acostumbrado a los resultados inmediatos: cursos acelerados para aprender idiomas en pocas semanas, dietas milagrosas para adelgazar en diez días y tantas otras promesas con resultados casi instantáneos que repercuten en nuestra capacidad de esperar y respetar el tiempo que requiere cada cosa.” (fragmento de mi libro Recalculando hacia la vida de tus sueños)
Todos los procesos se aceleran y por eso en muchas ocasiones tenemos la sensación de que el tiempo pasa muy lentamente, lo que nos hace sentir impacientes.
Una vez más los ejemplos en la naturaleza nos recuerdan y enseñan que todo tiene su propio ritmo y es preciso aprender a esperar, darnos tiempo y darle tiempo a las cosas, situaciones, personas y proyectos.
Cultivemos la confianza en la vida y sus procesos.
Te deseo mucha paz y paciencia para lo que tengas que transitar.
Namaste,
Valeria.