Hoy te traigo un tema que me recuerdo a menudo, y que me permite cambiar la forma de interpretar y relacionarme conmigo y con el mundo: la compasión y la autocompasión.
Si bien muchas definiciones asocian a la compasión con sentir pena, lástima o incluso sufrir con el otro (más orientado a la empatía), en mi opinión y forma de vivir la vida, no deseo multiplicar el dolor sino, por el contrario, aliviarlo.
Por eso elijo y practico el enfoque que invita a reconocer que en cierta situación o actitud de una persona hay sufrimiento o dolor, lo que nos motivará a interpretar, hablar, actuar y responder desde esa comprensión.
Claro que no siempre es tan sencillo llevarlo a la práctica, ya que nosotros también sufrimos, y aquí entra en escena otro concepto, la «autocompasión”, que nos llevará a establecer límites, basados en el amor, el respeto y la integridad de todos.
En resumen, que la compasión nos invita a actuar con amabilidad, amor y bondad hacia nosotros mismos y hacia los demás, algo que la ciencia ha demostrado es beneficioso a nivel físico, mental y emocional:
- Segrega oxitocina, la hormona de la conexión y el amor.
- Segrega dopamina, la hormona de la recompensa y gratificación.
- Regula la actividad emocional, y trae paz y equilibrio.
Sigamos sumando BIENESTAR, en nosotros y en los demás.
¡Buena vida!
Valeria.
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