A veces visto en retrospectiva cuesta relacionar el primer hecho con el desencadenante final; como dice el dicho: «el aleteo de una mariposa en Hong Kong puede causar un huracán en Nueva York». Suena exagerado, pero sí que todo tiene un efecto y trasciende fronteras.
En lo personal lo experimenté en varias ocasiones, una de las más recientes fue con la publicación de mi libro. Desde el día en que salió a la luz, y antes también, comenzaron a suceder hechos y resultados inesperados, comentarios amorosos, cambios compartidos por los lectores y un sinfín de situaciones que provocaron efectos en mí también. Más tarde aquellos que lo habían leído comenzaron a regalarlo a familiares, conocidos y amigos que sintieron que lo tenía que leer o les podía venir bien, y así se fueron multiplicando los efectos traspasando los límites de la imaginación.
En definitiva, el mensaje apunta a tener presente que nuestros actos, por más pequeños o insignificantes que nos parezcan, por lo general tienen mayores efectos que los que imaginamos y allí está lo interesante y sorprendente.
Tanto un saludo, un llamado, un agradecimiento o un abrazo sentido tienen el potencial de ocasionar grandes cambios para los demás y para nosotros. Lamentablemente, lo mismo sucede con aquellos actos que no son tan positivos, y por eso es preciso comprender su importancia y responsabilidad.
La invitación entonces es a elegir cada paso desde el corazón para que el «efecto mariposa» del amor transforme cada vez más al mundo y podamos vivir en armonía, paz y alegría creando una vida mejor.
Sigamos sembrando bienestar.
Un abrazo,