Aceptar lo que ES
Luego de varios días de silencio vuelvo a encontrar un momento para sentarme a escribir. Es la primera vez que me toca vivir una crisis sanitaria de tal magnitud.
Cuando comenzó la pandemia sentí que detrás de esta “enfermedad global”, al igual que sucede con la enfermedad a nivel individual, existían muchos mensajes que nos inducían a un cambio y una toma de conciencia.
Por un lado una gran invitación a valorar todo lo que tenemos a diario, que como suele suceder no lo apreciamos hasta que lo perdemos. Desde la libertad de poder salir a la calle y dar un paseo sin miedo, disfrutar de una tarde en el parque, asistir a la escuela o al trabajo, hasta la tan valiosa posibilidad de compartir un encuentro con amigos o familiares en persona, darnos un abrazo o un beso sentido.
Es larga la lista de situaciones y actividades cotidianas que no apreciamos simplemente porque “están” o porque “son”, y que hoy al estar prohibidas o limitadas nos preocupa o estresa, como el simple hecho de abastecernos en el supermercado o las tiendas de alimentación.
La vida nos obligó a parar, mirar hacia adentro y reflexionar sobre un estilo de vida que nos ha llevado al desequilibrio y la enfermedad. Nos da la oportunidad de prestarnos más atención y reforzar los vínculos con nuestra familia, volvernos creativos, aprender a vivir con menos, replantear nuestras prioridades o elecciones y, sobre todo, apreciar la cantidad de regalos diarios que pasan desapercibidos entre tanta actividad.
La huella será grande y ojalá también sea la semilla del cambio que necesitamos para vivir de una forma más saludable, conectada y también sostenible.
Pero existe otra valiosa libertad que aún tenemos: la de elegir como vivir este momento, buscando aceptar las emociones negativas que puedan surgir como el miedo, el enfado o la preocupación, y tomando la decisión de soltarlas o modificarlas para así transitar estos días con mayor optimismo, esperanza, unión y compasión.
Es admirable como cada uno desde su lugar está haciendo su aportación con el fin de colaborar con el bienestar general, compartiendo ideas, talentos y todo tipo de recursos que ayuden a transitar de manera positiva esta etapa.
Tal vez no lo consigamos todo el tiempo, pero te animo a recordar que tenemos la oportunidad de transformar estos tiempos difíciles en una oportunidad de cambio para devolver el brillo y la luz a la humanidad.
Sembremos bienestar.
Namaste,
Valeria.
Vale hermosas palabras y grandes verdades en tu texto. Me encantó.
Gracias Pao, beso enorme. 🙂